¿Alguna vez has sentido que no servías para hacer algo? ¿Tu mente te ha hecho creer que no eres lo suficientemente bueno? ¿Sientes que por mucho que te esfuerces siempre podrías hacerlo mejor? Si es así, bienvenido al club del “Síndrome del Impostor”.
Nadie quiere sentirse como un impostor
¿Cómo te sientes al ver que tu excelencia profesional en el alto rendimiento es reconocida?
Pauline Clance y Suzanne Imes realizaron esta pregunta a 150 mujeres de alto rendimiento reconocidas por sus logros profesionales en los años 70. La respuesta de muchas fue que era probable que su éxito se debiera a la suerte o que sus logros eran exagerados.
Este fenómeno psicológico fue descubierto en 1978 por las psicólogas Pauline Clance y Suzanne Imes, quienes además se centraron en indagar sobre el síndrome de la impostora, es decir, cómo afectaba este fenómeno psicológico en mujeres, dio lugar al artículo “The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention”.
Más adelante, un estudio publicado por el International Journal of Behaviroal Science reveló que el síndrome del impostor afectaba a más del 70% de las personas (hombres y mujeres) en algún momento de su vida, pues afecta a individuos que, a pesar de conseguir éxitos y reconocimientos claros, dudan de su competencia y sienten que no merecen dichos logros.
Este fenómeno va unido a un sentimiento de inseguridad y fraude, donde el éxito se asocia a la suerte y no a las propias capacidades. Éste puede tener causas multifactoriales, tales como los factores psicológicos, biológicos y sociales, así como puede atribuirse a factores como la autoexigencia desmedida, las comparaciones continuas, el miedo al fracaso, la subestimación de sus habilidades y la atribución de los éxitos a factores externos o la suerte, lo que ha permitido establecer cinco subgrupos dentro de este síndrome, y que contribuyen a la persistencia de un patrón de pensamiento autodestructivo.
Perfeccionismo, parálisis, complacencia y procastinación, las 4P’s del Síndrome del Impostor
El síndrome del impostor afecta, o afectará en algún momento de su vida, a un alto porcentaje de la población, sin embargo, no todos los impostores siguen el mismo patrón o rol.
%
Mujeres afectadas por el Síndrome del Impostor
%
Hombres afectados por el Síndrome del Impostor
Entre un 60 y un 70% de las mujeres son afectadas por el síndrome, mientras que entre un 50 y 60% los afectados son hombres, lo que se puede vincular a las presiones sociales, estereotipos de género y diferencias percibidas en los logros laborales y / o académicos.
Mujeres, algos cargos directivos o personas con una carrera profesional exitosa son individuos con una alta probabilidad de padecerlo, pues, tal y como mencionan Elisabeth Cadoche y Anne de Montarlot en “El síndrome de la impostora”, cuanto mayor es el éxito, mayores son las dudas de lo que se ha logrado, provocando un aumento y persistencia cuantos mayores logros alcanza uno, ya que la mente genera de forma más continua pensamientos negativos en torno a ello.
¿Pero a todos nos afecta igual?
No, aunque el síndrome es el mismo, la doctora Valerie Young estableció cinco tipologías de individuos a quienes les puede afectar más.
Perfeccionista
Caracterizado por un sentimiento de constante insatisfacción y marcarse objetivos increíblemente exigentes
Suele desembocar en un alto grado de ansiedad y estrés si no logran alcanzarlos, a pesar de que en muchos casos no son objetivos realistas, pues sólo ven el resultado final como algo digno de reconocimiento, en vez de observar y evaluar todo el camino previo para lograrlo.
Superhumano
En nuestra sociedad actual la productividad es un órgano rector de nuestras vidas, pero cuando ésta se convierte en nuestra única razón de ser, el síndrome del impostor del superhumano ha llegado
Estos tienen la necesidad de hacer más que los demás y mejor, ya que tienen el sentimiento de demostrarse que pueden con todo, incluso con cosas relativas al trabajo del resto, para sentirse bien consigo mismo.
Experto
Normalmente se caracterizan por buscar, de forma continua, cursos y certificaciones con las que reafirmarse
A pesar de contar con los conocimientos necesarios para hacer frente a su trabajo, la búsqueda continua de información puede desembocar en una afectación a la productividad, finalización de tareas y la confianza a la hora de probar cosas nuevas.
Genio natural
Su autoexigencia se desarrolla hasta casi cualquier ámbito
Si algún reto se le presenta de complicada resolución se siente un fraude, pues piensa que debe saber de todo y ser experto en todo, desembocado en un sentimiento de no ser bueno en nada.
Individualista
Caracterizado porque evita pedir ayuda
Únicamente se siente exitoso si no ha pedido ayuda para hacer algo, ya que siente que si la pide, es peor en el desempeño de su trabajo y sus capacidades son insuficientes.
Tu autoestima no tiene que depender de tu productividad
¿Qué hago para eliminar esa pequeña voz de mi cabeza?
Lo primero y más importante, ser consciente que no sólo te ocurre a ti y que dichos sentimientos no son tan extraños, y que, paso a paso, se puede lograr superar.
- Reconoce, valida y olvida: es posible que cuando estés empezado el camino de lograr quitarte la capa de impostor las historias tengan más peso que los hechos, por lo que, párate un momento y no ignores tus emociones, reconócelas, valídalas y olvídalas si no están basados en una realidad.
- Replantea y reorganiza tus pensamientos: la mente es muy poderosa, más incluso de lo que podemos llegar a imaginar, por lo que la actitud con la que hacemos frente al mundo moldea nuestra realidad, tanto de forma positiva como de forma negativa, y sabías que un pensamiento negativo se propaga diez veces más rápido que uno positivo, por lo que, dale la vuelta a tu mente y no dejes que el pensamiento negativo te inunde, en vez de decir “lo hice mal”, dite “no lo hice del todo bien, pero la próxima vez será diferente”. Este pequeño cambio realmente marcará la diferencia.
- Focaliza tu atención en los hechos tangibles: muchas veces el sentimiento de no ser suficiente tiene su origen en el miedo, y no en los hechos reales, por lo que el primer paso es discernir entre hechos e historias, pues estos primeros son observables, mientras que los segundos es una interpretación de los primeros.
- Comparte cómo te sientes: el aislamiento es una herramienta muy fuerte para aumentar el poder del impostor, no le dejes; recuerda que casi dos tercios de los trabajadores de todo el mundo lo han experimentado (o lo experimentan).
- Celebra tus logros: si crees que has hecho algo bien, ¡celébralo!
Adiós a la máscara de impostor
Lograr superar estos sentimientos de miedo, fraude, insatisfacción, y decepción no es un camino fácil, pero esa pequeña voz en la cabeza que te dice que eres un impostor es sólo un pensamiento, y éste no nos define ni como personas ni como profesionales.
La vida es un largo camino, y es normal sentir dudas en muchas de las etapas, pero éstas hay que entenderlas y abrazarlas, porque lo más importante de todo, nadie te ha regalado tus logros ni nadie ha creado tu camino.